domingo, 11 de enero de 2009

La crisis del crecimiento

Pareciera que no hay cambio posible sin brusquedad.
No contemplo lo absoluto sin dolor. Sin desvelos.
El sueño busca en su despierta tortura los espasmos suficientes,
espasmos en el lagrimal que manifiestan sin totalidad.
Porque los indicios son silenciosos
pero los desenlaces, como la luna.
Que está. Que la vemos. Que se muestra soberbia.
Y que aunque a veces se oculte bajo su sombrero inclinado,
sólo hace falta esperarla algunos días más
para que vuelva a ser redonda. Fatal,
como la de esta noche.